adminforum/ febrero 12, 2020/ Uncategorized/ 0 comentarios

Tribuna en Heraldo de Aragón

Para todos aquellos que tienen un niño a su alrededor, en especial a los maestros y a los miembros de la comunidad educativa:

Construir una nueva realidad: Los derechos de los niños en tiempos de pandemia

Los sistemas sociales nos proveen de contención y seguridad. Colaboran en la constitución de un sentimiento básico para la estructuración de nuestra subjetividad: la confianza. Es el núcleo central de la personalidad y se configura no sólo dentro de la red de vínculos familiares, sino que necesita ser satisfecha en nuestra relación con los otros, reconfirmada por otros que habitan nuestra red social.

¿Cuál es la red social fundamental de un niño además de la familia? La escuela. Esta no es sólo el sitio donde se imparten conocimientos, es sobre todo la red de vínculos, de adultos y pares, necesaria para que un niño pueda constituirse sano mentalmente. Los profesores son agentes fundamentales para que los niños ingresen a la vida de modo auténtico, tolerando el dolor de crecer y el acceso a la humanidad. La socialización es su eje principal. Le permite al niño formar parte de una red social y vivir en comunidad con los demás. La adquisición de conocimientos está íntimamente ligada al tipo de relación que el alumno mantiene con su maestro. Los profesores juegan un papel primordial en el desarrollo de la salud mental de nuestros niños. Su deber no sólo consiste en la evaluación de competencias que se materialicen en ejecuciones concretas y observables a través de desempeños. Se trata de otra cosa.

¿Y la escuela en pandemia? Hay profesores que han enviado tareas y más tareas. Hay otros y otras que han conectado con sus alumnos, fomentando eso tan necesario para el desarrollo emocional y simbólico de los niños: su constitución mental. ¿Cómo medir la competencia para construir producciones y redes vinculares, en niños y niñas, de los maestros de nuestra comunidad en época de pandemia? La institución escuela y todo lo que ella provee al niño y a sus familias constituye una tarea ética de primer nivel en nuestra sociedad. ¿Cuántos niños en estos días han padecido de insomnio, de pesadillas, han visto reactivados síntomas que ya no tenían, han desarrollado otros que no habían tenido, han padecido cefaleas, dolor de tripa, han desarrollado conductas inadecuadas, con padres y madres cansados? Padres y madres maestros, trabajadores telemáticos, al borde de sus niveles de tolerancia; padres y madres que pueden haber sufrido pérdidas de diverso orden, de sus trabajos, de familiares… un sinfín de circunstancias.

El artículo 39 de la Constitución española establece que “los poderes públicos asegurarán la protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con independencia de su filiación” para añadir, acto seguido, “Los niños gozan también de la protección prevista en los acuerdos internacionales que recogen sus derechos”. La dignidad de las personas exige el respeto de los derechos fundamentales, ellos constituyen el fundamento del orden político que establece la norma suprema de nuestro país desde 1978. Los niños y adolescentes son titulares de esos mismos derechos y requieren una especial protección. Así lo reconoce también la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989. Esta considera que los niños no son meros proyectos de futuro sino personas con plenos derechos, valiosas en sí mismas en cada una de las etapas de su crecimiento y maduración.

¿Cómo poder hacer para contar con los niños? Es consenso social generalizado que las instituciones públicas y las organizaciones sociales contribuyan a garantizar los derechos de los menores, especialmente su derecho a la integridad y a su desarrollo como persona. La vulnerabilidad se instala en todos, mucho más en los pequeños, en aquellos en proceso de estructuración psíquica. En las situaciones donde existe excesiva incertidumbre se somete a niños y padres a un ambiente en el que el daño puede resultar inevitable. Desde Forum Infancias Aragón nos preguntamos ¿Seremos capaces en nuestra comunidad de actuar con previsión; cuidando al cuerpo del profesorado para realizar la encomiable tarea a la que se dedican; con el número de alumnos y espacios pertinentes adecuados a nuestra nueva realidad? A nuestro psiquismo le resulta difícil adaptarse a los cambios. La subjetividad no puede acompañar la velocidad de procesos que se dan en tiempos demasiado breves. Tales circunstancias no garantizan los derechos de niños y adolescentes. Un gran desafío que requiere de mucha energía y permanente creatividad.

Comprendemos que la vida pública y privada se ha ralentizado para todos, que hay un antes y un después en nuestras vidas y que nos vemos abocados a construir una nueva realidad. Se ha producido un desgarro de nuestra existencia. La potencialidad creativa del ser humano es inestimable y gracias a ella, los efectos dañinos pueden ser transformados en formas más atenuadas. Buena parte de esta tarea depende de nuestros políticos. Sería una tarea fundamental que se pudiese superar la crisis de confianza en que las instituciones están sumidas. Encarnar la representación de instituciones que velan por el futuro de nuestros hijos no es tarea fácil, éstas deben poder proveer de contención, seguridad, confianza y permanencia.Es un derecho que nos ha costado mucho conseguir.

Elizabeth Palacios. Psiquiatra y miembro fundador de Forum Infancias Aragón.

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